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100 años de Capote

Actualizado: 8 nov 2024

Truman Capote (1924-1984).

Este año celebramos el centenario del nacimiento de Truman Capote y es bueno hacerlo —me parece— con un repaso de su vida y recomendando un par de libros. El escritor norteamericano entró rápidamente en el canon de la literatura universal, contando con títulos como A sangre fría, Desayuno en Tiffany’s y Otras voces, otros ámbitos, opera prima del autor con la que debutó como novelista y con la que consiguió destacar a sus veintitrés años , donde abordó sin tapujos el tema de la homosexualidad.


Con una carencia evidente en la atención por parte de sus padres, habiendo sido criado desde muy pequeño con unas tías maternas, forjó una personalidad y una mirada muy marcada sobre el mundo que le rodeaba. Con esto, según el mismo autor afirma, sumado a una extrema curiosidad, se convierte en un paraíso lleno de estímulos para un niño sensible y afeminado como él. El suicidio de su madre y otros sucesos familiares criaron a un chico aún muy joven en el mundo de la Alabama rural. Posteriormente, adoptaría el apellido Capote del segundo marido de su madre. Su infancia y todos estos acontecimientos caben recogidos más tarde, en un alarde autobiográfico juvenil, en su libro El arpa de hierba publicado en 1951. Así retrata su vida adolescente, evocando sus recuerdos de infancia, bregando con el aislamiento provocado por una serie de mudanzas que llevó a cabo su familia siguiendo la pista de su padre, hasta que finalmente se asentaron en Nueva York en 1941.

"—¿Lo oyes? Es el arpa de hierba, que siempre nos cuenta algo nuevo... Lo sabe todo de la gente de la colina, de los que vivieron antes aquí. Y cuando nosotros estemos muertos, también contará nuestra historia."

En este biográfico ficcional consigue transportar al lector, a través de vivencias personales e invención literaria, por un sendero rural en una historia que homenajea al gótico sureño y repleta de ternura y desarrollo vital. Además —y es opinión propia— una de las mejores novelas con las que empezar a leer a Capote.


Fotogramas de la adaptación al cine de El arpa de hierba (1951).

Al embarcarnos en el mundo de este autor lo que sale a relucir es un ecosistema que aborda las complejas simplezas de la vida. Esto se va a reflejar tanto en lo literario, en sus obras, como en su vida personal. Nacido en Nueva Orleans el 30 de septiembre de 1924, fue bautizado como Truman Streckfus Persons, y fue pionero presidiendo un movimiento que se establecería como periodismo literario o non-fiction novel. Con este realismo lleno de una singular sencillez y pureza, a la par adentrándose en las complejas sutilezas y los rincones oscuros del ser humano, Capote se convirtió en un maestro de la narración a mediados del siglo XX.


Precisamente con su novela A sangre fría es con la que se consagra y obtiene un prestigio que lo acompañará durante toda su carrera. En ella, de manera rompedora, con una prosa que viaja al futuro y al pasado jugando con el presente narrativo, cuenta la historia real de un asesinato múltiple sucedido Holcomb, una población del estado de Kansas, en el que murieron los cuatro integrantes de la familia Clutter y que alcanzó mucha popularidad y seguimiento en la prensa nacional. A modo de huida y persecución policial, la investigación, muy desconcertada y desconociendo el móvil del crimen, sigue las huellas de los perpetradores. Así, se asientan las bases de esta corriente literaria en la que Capote se colocaría como su máximo exponente. A partir de esto, no ha sido raro que las fronteras entre el periodismo y la literatura se atravesaran con más soltura y se propusiera una ruptura de las líneas que los separan, conduciéndonos a la narrativa del true crime. Esta vez, no ocurre como en las novelas de Conan Doyle o Agatha Christie en la que el lector se ve manipulado y conducido por el propio escritor, incentivado con un tira y afloja en el que siempre prima saber quién es el asesino antes de que se nos revele; no ocurre así con el autor estadounidense sino que nosotros ya sabemos quién lo hizo y se nos propone la pregunta de un por qué como estructuradora de la historia. Aun así, también se aleja de la novela negra al uso y explora nuevos campos, porque, en una época en la que el mundo del cine llena sus salas con películas como Bonnie and Clyde y la adaptación al cine de la novela de su compañera y amiga Harper Lee, Matar a un ruiseñor. En este sentido, él aborda su historia en todo momento dándole la importancia y veracidad de la que dispone un suceso real, como fue el caso en el que trabajó para escribirla. A sangre fría fue publicada por entregas en The New Yorker y acompañando cada nueva edición había una nota que decía: “Todas las citas en este artículo fueron tomadas de fuentes oficiales o de conversaciones entre el autor y los involucrados transcritas textualmente”. A pesar de esto, Capote se coloca en la novela como el narrador omnisciente que conoce todos los rincones del pueblo de Holcomb y los pensamientos de sus habitantes, tanto más los de Hickock y Perry, por lo que hay ciertas pretensiones de objetividad que quedan eclipsadas por lo subjetivo de su literariedad. 


A sangre fría (1965).

Su amistad con Harper Lee


A pesar de que Matar a un ruiseñor se publicó en 1960, cinco años antes que la non-fiction que narra el asesinato de los Clutter, Harper Lee no se escapa de la influencia de Truman Capote y poca gente ha influido tanto en ella, como también se refleja en la influencia que se proyecta de ella en él. Muchos biógrafos destacan esto teniendo en cuenta que compartieron su niñez en Alabama, en la población de Monroeville. El punto de su amistad era tal, que en las propias coberturas del crimen de Holcomb, Lee lo acompañó en todo momento hasta llegar al lugar y en las propias publicaciones del caso en The New Yorker, la escritora constó en cada entrega como “asistente de investigación”. No se acabó en esa simple tarea, sino que ella misma redactó para el FBI un perfil sobre el caso, aunque no ha sido hasta 2016, en la Smithsonian Magazine, que se ha vuelto a publicar.


Este texto es una narración de los sucesos y el contexto que había en torno al asesinato, detalles o pistas de crucial importancia, personajes que pudieran estar involucrados y la relevancia que todo esto podía adquirir. A pesar de esto, no existe una intención literaria detrás, simplemente un rigor en la secuenciación y en lo temporal del caso. No existe investigación psicológica ni un análisis de las causas del horrible suceso, pero sí el claro interés periodístico y su trabajo de acercamiento a los hechos y el lugar, lo que consigue un meritorio punto de vista objetivo alrededor del drama que se propagó.


Harper Lee y Truman Capote caminando juntos.

No queda más que recomendar encarecidamente a este gran autor e instar a una atenta lectura de sus páginas, las cuales, consiguen en multitud de ocasiones que una historia sencilla traspase lo cotidiano.

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